
Tal vez se está poniendo las medias o las botas, pero el lobo siempre está ahi. Tal vez es un lobo en piel de cordero. Sí, cuando menos lo esperamos, el lobo está; asechando, husmeando, siempre está; en rincones obscuros, afilando sus dientes, el lobo está; incluso, dentro de nosotros, el lobo está. El lobo está, siempre está; tal vez no lo vemos, pero sentimos su respiración. "Juguemos en el bosque mientras el lobo no está", pero tarde o temprano, el lobo mostrará los dientes. Como la muerte, uno sabe que está ahí, que en algún momento viene, pero ¿que hay que hacer? ¿estar agazapado, tiritando de miedo, esperando que llegue? El lobo llega, tarde o temprano; si no se puede evitar, entonces mejor olvidarse del lobo. Y cuando el lobo tenga que venir, que venga y que nos encuentre bailando, felices, divirtiéndonos como locos, darle pelea al lobo. Porque el lobo es toda esa gente con el corazón oscuro, la gente que quiere debilitar nuestra inocencia, la que nos quiere hacer daño, la que nos quiere ver rendidos, con odio y rencor. No le demos cabida al lobo, bailemos.
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